UP ALL NIGHT: JLo en Fuengirola



Absténganse de seguir leyendo quienes sufran urticaria cada vez que una mujer con poder, curvas y lentejuelas se sube a un escenario a hacer lo que le da la gana. Esto no es para ustedes. Esto va para los que aún saben disfrutar de un buen show, con o sin playback, con o sin nostalgia.

Últimamente, Jennifer López está en boca de todos. Pero no precisamente por una nueva canción. Se dice que canceló su gira en Estados Unidos porque quería pasar más tiempo con sus hijos. Aunque por ahí circula la teoría de que la verdadera razón fue  que no iba a llenar estadios ni con ayuda del Espíritu Santo. Que si ya no está a la altura, que si la música ha seguido sin ella, que si nadie es fan de JLo…

Pues miren, al concierto de Fuengirola fue muchísima gente, y los que se plantaron en primera fila no estaban allí por error ni se confundieron de artista. Son sus fans. Aunque no conozcas a ninguno, aunque a ti no te guste. Existen. Y llenan pista.

El concierto: entre ráfagas de viento y expectativas

La cita era a las 19:45, pero no abrieron puertas hasta pasadas las 21:00. La explicación oficial llegó al día siguiente en el periódico: rachas de viento. Y sí, hacía viento. Y frío. De hecho, todo el finde en la Costa del Sol fue una especie de guerra entre la ventisca y las sombrillas voladoras. Ni la playa se salvó.

Yo no soy fan de JLo —no tengo su póster en casa ni sé el tracklist de sus discos—, pero una estrella de este nivel no se ve todos los días. Así que, con más curiosidad que devoción, compré mi entrada. Mi asiento: pista. Mi estado de ánimo: expectante.

Y la verdad… salí encantada.

¿Playback? Puede. ¿Show? Sin duda.

Es posible que en algún momento hiciera playback, pero también es posible que el unicornio rosa que algunos esperan de la industria musical no exista. Lo que sí existe es una mujer de 55 años, con más energía que un cargador portátil en festival, llenando el escenario de vueltas, brillos y coreografías como si fuera una tormenta tropical vestida de Swarovski.

Desde mi zona, el audio fue impecable. He visto vídeos de otras zonas donde la cosa no fue tan buena, pero a mí, personalmente, me lo dio todo. Luces, cuerpo, voz, actitud. La JLo de siempre, con alguna arruga más, sí, pero también con muchas tablas más.

Y por favor, que no me venga nadie con el cuento de la “cosificación”. Jennifer Lopez lleva su cuerpo como un trofeo de guerra que se ha ganado a base de esfuerzo. Sale con lo que quiere, como quiere y cuando quiere. No es una víctima de nada. Es dueña de su imagen, de su marca y de su show. Si no puedes ver eso, el problema no es ella. Es tuyo.

Y ojo, que esto no es exclusivo de ella. Karol G, Dua Lipa, Beyoncé… todas enseñan pierna, escote o lo que les apetezca. Sí, es cierto que durante años la industria presionó para que las artistas se mostraran sexy y ligeras de ropa porque eso vendía más discos y entradas. Pero también es verdad que muchas, como JLo, disfrutan luciendo su cuerpo en el escenario y lo convierten en parte de su espectáculo y de su marca personal. Es una mezcla de exigencia externa y elección propia.

¿Y por qué no hablaba español?

Otra queja que escuché mucho fue: “¿Por qué no habla en español si está en España?” Pues mira, el 90% de sus canciones son en inglés. ¿Que tiene algunas en español? Sí, unas cuantas. Pero vamos a ver: ¿nunca te has aprendido una canción en inglés aunque no tengas ni idea de lo que dice?

Yo no sé si JLo habla español fluidamente o no, pero porque tenga canciones en español no significa que sea su segundo idioma. Nació en Estados Unidos, se crió allí, y su idioma materno es el inglés. Así que es lógico que hable en inglés en sus conciertos. Y además: ¿a quién no le ha dado por cantar algo que ni entiende, solo porque suena bien?

Para quien quiera saber más...

A quien le interese ir más allá del chisme fácil, puede ver su documental en Netflix: Jennifer Lopez: Halftime. Ahí se muestra un poco más de su vida, y sobre todo, cómo se entrena, cómo se exige y lo duro que es el nivel al que trabaja. Luego ya hablamos si sigue o no “a la altura”.

No voy a entrar a valorar su personalidad, ni si es maja, diva o insoportable. Aquí me centro en su faceta como artista. Pero como consejo general: ni todos somos tan buenos ni tampoco tan malos… y antes de criticar, búscate un espejo. Que últimamente a todo le sacamos el diente, y parece que la vida se ha convertido en un concurso de a ver quién es más listo o más moral que el resto.

Y no, esto no va de defenderla a capa y espada, porque como ya dije: no soy fan. Pero ha salido el tema y lo que sí me molesta es ver a gente con el dedo acusador en alto cuando tienen el Santo Grial del demonio metido en su propia cabeza.

Más vivir y menos juzgar, que el mundo ya es bastante ruidoso sin tanto juez sin toga.





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