Runner sin Fuerza (ni la de Darth Vader)

Hoy voy a salir a andar. Y mañana... en teoría, voy a volver a correr. Sí, sí, ya me estoy riendo yo también. Pero bueno, una tiene que seguir intentándolo, aunque sea por dignidad o por quemar la rabia existencial.

Estoy fallando. Lo sé. De hecho, esto empieza a parecerse a un diario de runner, y si tuviera título honesto, se llamaría algo como “Crónicas de una corredora intermitente con síndrome de Darth Vader: tengo cero Fuerza”. Y no es por falta de voluntad… bueno, quizás un poco sí.

Abres mi app de running y parece que el calendario está deprimido. Corro una vez a la semana. Dos si se alinean los chakras o los planetas, lo que más os guste. No hay hábito, y sin hábito no hay progreso. Resultado: cada salida es como el “Día de la Marmota” pero con más sudor y menos gracia.

Encima, cada vez que salgo, lo hago más rápido. ¿Por qué? Nadie lo sabe. Es como si mi cuerpo dijera “vamos a acabar con esto antes de que te arrepientas”, y... adivina qué: me arrepiento igual, pero antes de los 3km. Me fundo, me arrastro, me convierto en una sombra de mí misma.

Lo curioso (y bastante cruel) es que siempre empiezo motivada. Me pongo las zapatillas, le doy al play a mi playlist, salgo con la emoción de quien va a conquistar el mundo… y 1,5 km después ya estoy negociando mentalmente con mis órganos vitales para que no se rindan. Paso de Rocky Balboa a señora que perdió el autobús en tiempo récord.

Por si fuera poco, ahora hay que esperar a que baje el sol, porque el calor ya no es compatible con la vida humana. Y mi motivación número uno —el vecino de la voluntad inquebrantable— ha desaparecido. No sé si se mudó o ascendió al Olimpo de los runners. Ya no está. Y con él, una parte de mi esperanza también se ha ido.

Esto es duro. Esto es confuso. Esto es correr cuando no te sale natural. Pero aquí sigo. Aunque me rinda a mitad, aunque parezca un globo desinflado por el camino, lo sigo intentando. Y quizá eso, por ahora, sea mi pequeña victoria. No hay manera de superar los 2,8km sin parar.

P.D.: ¡Por favor! ¡Que alguien me saque del lado oscuro! 




Publicar un comentario

0 Comentarios