🎃 Halloween: Una Fiesta para Disfrutar, Aprender y no Complicarse la Vida

Vamos a ver… Halloween ya no es solo cosa de Estados Unidos.

Ahora lo ves en colegios, en residencias, en los pueblos…
Hasta ese vecino que decora su casa como si Netflix fuera a grabar ahí Stranger Things (que por cierto… se avecina nueva y última temporada, así que ojito).

Y claro, hay gente que frunce el ceño.
Padres que no lo sienten, abuelos que dicen: “esto no es de aquí”.
Y oye, todo bien.
Yo no voy a juzgar a nadie, ni lo pretendo.
En su casa, cada uno hace lo que le da la gana.

Pero dime tú: ¿qué tiene de malo que un niño conozca otras tradiciones?
Antes de disfrazarse de calabaza, que conozca las fiestas del pueblo, claro.
Eso va primero.
Pero después… que aprenda, que pregunte, que se ría.
Que viva un rato de risas y chuches con los amigos.
No pasa nada.

Y luego están los disfraces.
Ahí ya hay debate:
“Es que es comercial”, “es que eso no tiene sentido”.
Por favor…
¿De verdad vamos a discutir por una capa de vampiro de cinco euros?
O peor, por una hecha con una bolsa de basura.
Si el niño se lo pasa bien, ya está.
El conocimiento no ocupa lugar.
Y los disfraces tampoco, que luego se guardan en el armario… y sirven para carnaval.
Y si no, lo vendes en Vinted y te sacas algo.
Si la intención es deshacerte de él, claro.

Y atención a los vecinos gruñones.
Los de “yo no celebro esas cosas”, pero se asoman por la mirilla para criticar a medio barrio.
Tuuu… escúchame:
si no quieres participar, no abras la puerta.
Pero no jorobes a los demás.
Que Halloween pasa un día, pero el mal humor te dura todo el año.

En muchos pueblos ya lo viven a lo grande:
pasajes del terror, concursos de decoración, casas que parecen de película.
Y todo por pura diversión.
Nadie te obliga a disfrazarte, ni a repartir caramelos, ni a gritar cuando sale el zombi del callejón.
Si no te gusta… no mires.
Fácil.

Y al final, Halloween es eso: una excusa.
Una excusa para juntarte con amigos, reírte un rato y comer chuches sin remordimientos.
No busques trasfondo.
No le des vueltas.
A veces una fiesta solo es eso: una fiesta.

Así que relájate.
Disfruta.
Y si te apetece, ponte un disfraz ridículo.
Que la vida, al fin y al cabo, necesita un poco de juego…
y un buen puñado de caramelos. 

Pues yo no soy niña… pero este año tengo la excusa perfecta.
Y sí, ya tengo mi disfraz.
Y si os interesa… también os digo que lo he comprado en Vinted 😏.

Un retoquito aquí, otro allá… y a disfrutar de Halloween, de una cena, o como quieras llamarlo.
Porque lo importante es eso: reunirte con los tuyos y disfrutar.




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