Cuando la freidora de aire te da esperanzas, pero no humedad
Dicen que la belleza está en el interior.
Mi bizcocho no lo sabía.
Era parte de mi plan de pérdida de peso, uno de esos desayunos fit que prometen sabor celestial con pocas calorías terrenales.
La receta decía “microondas”, pero yo, iluminada por el espíritu de la innovación (y por mis moldes cuquis recién comprados en TEDI), decidí elevar la propuesta:
“Esto lo hago en la freidora de aire, que para algo soy una mujer moderna y sin miedo al éxito.”
¡Ay, el éxito! Qué traidor puede ser.
🧁 Los Ingredientes del Sueño (y de la Decepción)
-1 huevo lleno de buena intención.
-1 yogur proteico de chocolate (de esos que prometen milagros).
-30 g de harina de avena.
-1 cucharadita de polvo de hornear.
-Un toque de edulcorante o esencia de vainilla.
-Trocitos de chocolate 85% para coronar el engaño.
⚗️ Pasos hacia la Perfección, pero solo en Apariencia
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Mezclas todos los ingredientes en un bol, con la ilusión de quien cree que esta vez sí saldrá bien.
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Engrasas un molde apto para microondas o freidora de aire.
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Viertes la mezcla y decoras con trocitos de chocolate, porque el ojo también come… y se engaña.
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Si sigues la receta original: 3 minutos en el microondas a máxima potencia.
Si eres como yo: 180 ºC en la freidora “hasta que parezca perfecto”.
(No pregunten cuánto tiempo fue. No lo sé. Y probablemente mejor así.)
Desde la puerta de cristal, aquello era un espectáculo digno de portada:
un bizcocho altivo, subido, doradito, con sus trocitos de chocolate 85 % asomando como si saludaran a la cámara.
Yo, ya imaginándome influencer repostera, con la receta viral y el hashtag #FitPeroFashion.
Lo saqué con orgullo.
Perfecto. Impecable. Una escultura comestible.
Ni se bajó, ni se rajó, ni nada.
Pero el verdadero giro inesperado llegó al cortar.
Por dentro: seco.
No duro, pero ese seco que te pide agua, café o auxilio.
Ni el yogur proteico ni el chocolate oscuro pudieron salvar la situación.
Era comible, sí.
Pero también una metáfora de la vida:
a veces lo que parece delicioso solo está bien iluminado.
Y claro, me lo comí igual, porque era lo que había para desayunar, y si no…
me esperaba un ayuno místico hasta el almuerzo.
Así que ahí estaba yo, masticando mi ilusión seca, recordando que no todo lo que brilla en la freidora está jugoso por dentro.
A veces el desayuno fit también te entrena el alma.
PD: También le eché unas 3 nueces extra, para darle más vistosidad…😏
Aquí os dejo fotitos...
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